domingo, julio 24, 2016

No sabes lo que desencadenas en mí...

Las personas que me visitan no imaginan lo que desencadenan en mí. C. no sabe que sueño con acariciarla sin que me vea mientras le echa dulce de camote al pan parece que juega con cálices y piedras sagradas, el modo como levanta la mano para llenar el cuchillo de mantequilla es un gesto donde los mares hacen equilibrio donde las mujeres que tienen frío se solazan. Tiene oleajes y consecuencias como una línea en el radar. Cuando se levanta la falda para mostrarme el calzón plateado veo grupos ondulantes de caderas que repiten la redondez y la perfección hasta alcanzar una estridencia grande. Anhelo que no se mueva demasiado par a alcanzar a vivir en ella a respirar y dormir en esas planicies. Está tan oscuro el muslo tan brillante el pelo que parece habla en otro idioma. Lo que digo es tan torpe pero cómo voy a decir: "Eres tan hermosa" "Me alegro tanto de que hayas llegado." Cuando subo el libro del Renacimiento donde vemos primitivos italianos quisiera decirte: "En esta ciudad te encuentro" "Tú eres esas colinas" "Tú las pintaste." Tus dedos son iguales a la curva de las aletas de la sirena representada en la alegoría. Pero no es exactamente esto. Tú eres de un país con ciudades de Lorenzetti. Tú y yo alguna vez volveremos a esa ciudad. No sufras porque en este cuadro dos mujeres se acarician yo alguna vez te acariciaré. No te preocupes de que estés envejeciendo, tú vas a otra clase de tiempo y yo también. Aliméntate del relato que me haces de la copa de vino cruzando el umbral. Aliméntate y enjóyate, no dejes de soñar con el cuadro. del maestro de Fontainebleu donde una mujer le toma a otra un pezón: durante épocas enteras nadie soltará tu pezón. Quiero sufrir enterrarme en ti, ahorcarte y hacer un hoyo profundo, donde te empiece a tapar la tierra lentamente y ver tus colores pudrirse bajo el café. ¿No te gusta tanto la combinación de violeta y café? No quería hablarte de la muerte pero ya que la temes tanto ¿cómo no voy a hablar? Es escaso el tiempo que tenemos para vernos y conversar. Me gustaría ser hombre para seducirte y obligarte a que abandones tu casa y te olvides de todo, pero esta idea no me gusta. Separados y solitarios los hombres siempre están fuera y nada necesitan con más urgencia que estar dentro, probar alguna tibieza, altas y bajasmar. Estoy cansada de ti de tus resistencias y conciencias. Nunca te dejas llevar, me gusta más que no lo hagas, cuando lo haces parece que el corazón te va a estallar te va a florecer te va a doler. Es mentira que me haya cansado. Es de mí que me canso. Deseo verte nada más que te enamores de otros y nunca te apercibas de mí. Cuando te vistes con camisa de franela y calcetines de lana por una semana y te afeas y avejentas para morir un poco quiero estar cuando resucites y sea una gloria de ojos húmedos y oscuros. Quiero ser un indio que está escondido en las montañas y nunca viene a las laderas porque todo le duele. Iluminarme con mis propias luces. Naciste del cruce de tu madre con la muerte, ni siquiera en la infancia habrás sido rosada. Los que hacen el amor contigo creen que nunca regresarán que se van a hundir que les vas a tejer una tela húmeda en la espalda y como es probable que tengas conexiones con la boca de los volcanes por ahí tirarás a tus amantes y si ellos se liberan es porque te compadeces. Te tengo miedo porque no puedes mirarme como yo te miro no puedes amarme como yo te amo no puedes ni siquiera desear acariciarme y vivir algún tiempo conmigo haciéndome peinados góticos o pidiéndome que revuelva el té con la punta de mi pezón. Tu lado humano no está a la altura de tu lado bestial. Algunos te imaginan dueña de regiones orgullosas y llenas de daño, pero los que te han visto con fiebre o en épocas de menstruación te aman muy en contra de tu voluntad, si es que tienes voluntad. Solamente una intensidad le da poderes a tu vida y la muerte se ve acabada por fuentes peludas y calientes miradas Qué daría la muerte porque no tuvieras esos ojos redondos ni esos senos ni esos muslos ni esos tobillos para dominarte envolverte y guardarte de una vez por todas. Hermoso poema de este tiempo, tan adecuado a mi presente... "Amada Amiga" de Cecilia Vicuña