lunes, abril 01, 2019

Un año más...un año ya.

Pronto se cumplirá un año desde que te encontré...
Fue inesperado y dulce...
Y también un poco triste y frustrante a veces.
Pensar que había vivido toda mi vida sin conocerte, incluso pensaba que eras un imposible, una quimera forjada por un corazón deseoso de amor... deseoso de saberse amado por alguien.
Y entonces de pronto... una milagrosa “casualidad” de esas que cambian la vida de una manera rotunda y visceral... me hizo conocerte, y desde entonces... todo mi mundo está de cabeza.
Antes era yo... y mi diálogo interno. Desde hace un año soy yo... pero también vive muy profundo en mí, tu recuerdo. Atesoro cada pequeño gesto, mirada, sonrisa, palabra que tuve el placer de compartir contigo... en este espacio-tiempo, en este día a día, en que estamos tan lejanas, y en el que sin embargo, yo te siento tan cerca.
Seguramente no lo sabes, pero eres mi compañera diaria, y a veces estás incluso en esas decisiones tontas que debo hacer para mí misma. ¿Le gustará?, ¿Qué pensará acerca de esto?, y otras cosas por el estilo.
Eres ahora parte de mis diálogos, e incluso te pregunto tu opinión acerca de algunas cosas... te siento muy cerca entonces... aunque probablemente no lo puedas entender... ni yo misma me entiendo a veces.
Agradezco diariamente al Ser Supremo, tu presencia en esta tierra, y el que me halla posibilitado encontrarte. Sin tí, nunca hubiera entendido mi misión en el mundo.
Agradezco toda tu vida... todo tu SER, con todos y cada uno de tus defectos, cada una de tus virtudes, con tu belleza, tu inocencia, con tus prejuicios y miedos... agradezco todo lo que eres, que de alguna forma me permite también a mí, ser quién soy, aquí y ahora.
Tu presencia inasible...permanecerá para siempre atada a mi corazón.
Serás una parte de mí, la más importante, hasta el fin de mis días.