sábado, diciembre 16, 2017

Incapacidad de ser...

¿Amada? Huyo y bajo la vista frente a los otros, me escondo, la enorme desconexión que surge entre lo que siento, y lo que los otros piensan que soy,  lo que creen y proyectan acerca de mí, me sorprende.
Mi fracaso diario, el levantarme con ánimo de hacer algo con mi vida cada día, se hace cada vez más difícil, hay un sentido profundo en lo que me mueve, sin embargo el sentido final, el que me hará acercarme  a los otros, ese se hace esquivo, y me evita y me aleja del pleno sentido de la vida.
La felicidad he descubierto, se acerca a dos cosas, a la profunda libertad de la soledad, de la realización personal, y sin embargo encierra una trampa, porque la felicidad también es esa unión con los otros, es la comunidad y los lazos, y muchas veces esas dos cosas son absolutamente incompatibles, heme hoy aquí, ajena y atrapada en la trampa. Lejos de todo y de todos, fria como una piedra. Priorizando sólo un lado de la balanza. Ante los demás, sonriendo,  demostrando un exitismo y optimismo enormes, y todas las noches muriendo por dentro, dejando las luces de mi cuarto encendidas, batallando contra deseos insatisfechos y  la ansiedad de contacto.
Si comento esto con alguien, me dicen siempre que no es así, que hay un montón de gente que me quiere, que se preocupa por mí, pero lo siento, lo siento profundo. Es debido a ese silencio de mi vida cuando llego a mi casa por la noche, y caen las caretas y todo se derrumba,  que me indica que en verdad, son palabras vacías, una gran farsa. Muestras de afecto superficiales, sonrisas, abrazos, insustanciales, al menos me buscan, quiere decir que mi compañía aún es agradable, he aprendido a esconder y disimular bien mis sentimientos, bastante duramente he aprendido que no se puede descuidar la coraza frente a los otros, porque te arrancan a dentelladas el corazón a la primera de cambio.
Y yo también tengo hambre, pero no es esa hambre,  basta, natural, cotidiana, es un hambre de miles de años de necesitar, es hambre de contacto, de ser alimentada, de ser mimada, cuidada, ese calorcito imposible que me fue negado desde mi nacimiento.
¿Porqué me cuesta tanto conectar? A través de mis lecturas he descubierto que hay muchos que se sienten miserables como yo.  Sienten que no son merecedores de que nadie se tome un momento de ternura en ellos. Por primera vez en mi vida me doy cuenta, de que me hago vieja, por primera vez en mi vida tomo conciencia de la horrible dificultad de comunicación que me ha acompañado toda la vida, y que me augura un futuro de soledad fundamental. ¿Será parte de ese proceso de haber sido rechazados de manera tan temprana por quien nos tenía que cuidar? He encontrado algunas similitudes en las vidas de varios que se han sentido como yo. Ese rechazo de la madre, es obvio que repercute toda tu vida.
Mis  dos perras son el único quiebre de la soledad enorme que me traspasa, me revienta contra el suelo, y me quita la energía, el brillo... las ganas, me avienta en la negrura informe, en esta revoltura del estómago y del alma, en este desazón, en este circular como fantasma , soy en cierto modo muy patética, toda la vida haciendo cosas, (inconscientemente, obvio)  muy "importantes" para hacerte notar, para  que los otros te quieran, y nunca basta, porque estás sola, porque cuando quieres llorar o gritar de angustia, o deseas acariciar y entregarte...no hay nadie, sólo una pared blanca, silencio, y soledad.

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