Entre el espanto y la ternura
transcurre todo.
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra.
En sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta.
Una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte,
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
ayer y hoy día
Pasan las verdes y las maduras
¡ay! todavía.
Entre el espanto y la ternura
a hora temprana,
trabaja el hombre pintando cura
para mañana.
Entre el espanto y la ternura
transcurre todo.
lo inapresable con la moldura,
la mano, el codo.
Entre el espanto y la ternura
crece la hiedra.
En sano juicio con la locura,
la flor, la piedra.
Entre el espanto y la ternura
la vida canta.
Una tonada clara y oscura,
profana y santa.
Entre el espanto y la ternura
corre la suerte,
con el abajo y con la altura,
con vida y muerte.
Entre el espanto y la ternura
ayer y hoy día
Pasan las verdes y las maduras
¡ay! todavía.
Entre el espanto y la ternura
a hora temprana,
trabaja el hombre pintando cura
para mañana.
¡Oh! melancolía Silvio Rodriguez
Hoy viene a mí, la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, gentilmente te convido
a pasear por el patio,
hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo
en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido, cielo.
Viene a mí, avanza, -viene tan
despacio-,
viene en una danza leve del espacio.
Cedo, me hago lacio y ya vuelo, ave.
Se mece la nave lenta, como el tul
en la brisa suave, niña del azul.
Oh melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer;
Oh melancolía,
amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer;
Oh melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar;
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.
Hoy viene a mí, la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, Oh melancolía,
señora del tiempo,
beso que retorna como el mar;
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.
¡Oh! melancolía Silvio Rodriguez
Hoy viene a mí, la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, gentilmente te convido
a pasear por el patio,
hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo
en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido, cielo.
Viene a mí, avanza, -viene tan
despacio-,
viene en una danza leve del espacio.
Cedo, me hago lacio y ya vuelo, ave.
Se mece la nave lenta, como el tul
en la brisa suave, niña del azul.
Oh melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer;
Oh melancolía,
amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer;
Oh melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar;
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.
Hoy viene a mí, la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, Oh melancolía,
señora del tiempo,
beso que retorna como el mar;
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.
2 comentarios:
Silvio Rodríguez me gusta más leído que escuchado.
saludos!
A mí de las dos maneras, creo que como interprete tiene un gran valor, y es único.
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