martes, marzo 12, 2019

El pecado de Adán

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El pecado de Adán fue pensar que estaba desnudo cuando en realidad no necesitaba ropa, porque vivía en el paraíso. Pensar que necesitaba algo más que lo que le daba gratuita y amorosamente Dios cada día.

Este es nuestro pecado como Hombre Occidental, de alguna forma este,  nuestro pecado diario es el mismo de Adán pero se expresa de otra forma. Pensamos, corremos y nos esmeramos en una sensación de falta de tiempo continua, y sin embargo aunque lleguemos muy tarde en verdad no pasa nada, es una ilusión pensar que si llegamos 5 minutos tarde algo tiene importancia. Que si no pagamos una cuenta el día del vencimiento, o si nos demoramos un año más de lo necesario en encontrar la carrera que queremos estudiar, o cosas por el estilo.

Nuestro pecado es esa falsa sensación de poder y por ende de importancia de nosotros mismos.
Nuestro pecado es pensar que nuestra rutina, y nuestra vida en el mundo,  tiene alguna clase de importancia.
Pensar que las cosas materiales, o la posesión de los objetos o personas nos da un sentido, que la Riqueza, el auto que poseemos, o ese genial trabajo, todas esas cosas nos alejan del Verdadero Sentido de estar vivos, que es la búsqueda y el ansia del SER Supremo.

Ese es el pecado del hombre Occidental, el pecado de Adán, poner la atención en cosas que en verdad no tienen ninguna importancia, y no darle trascendencia a las cosas relevantes, y no confiar en la Providencia Divina en nuestra vida diaria,  ni buscar al Ser Supremo.
Mientras sigamos pensando que somos ricos en bienes materiales o en conocimientos, no podemos hacer progreso espiritual.

La mayoría de los seres humanos están satisfechos con las vidas superficiales que están llevando.
Es fácilmente entendible desde el punto de vista intelectual, que el verdadero SER, es diferente del cuerpo, de la misma forma que somos diferentes de las ropas que vestimos, aún cuando el cuerpo está enfermo, decimos "estoy enfermo", intelectualmente podemos entender que el verdadero Ser es diferente de la mente,  Aún cuando la ola de sufrimiento o de felicidad crece, decimos "soy feliz" o "soy miserable", y nos identificamos con nuestras posesiones, con nuestros parientes y amigos;  Si perdemos nuestras riquezas, o nuestras rutinas nos sentimos como si nos hubiésemos perdido a nosotros mismos . Esta Ignorancia es común a toda la humanidad y sólo puede ser removida por un conocimiento directo de Dios que proviene del DESAPEGO.

En el Sermón de la Montaña Cristo dice, "Felices los desposeídos, porque heredarán la Tierra." (Mateo 5, 5)
Para entender esto, La sensación de nuestro ego, nuestra idea que estamos separados de los otros o del Ser Supremo, debemos dejar la Sensación Egoísta de que podemos poseer a las cosas o a las personas, que cualquier cosa nos pertenece exclusivamente a nosotros como individuos, la verdad es que nada nos pertenece o en verdad todo pertenece al Ser Supremo, ( y dijo: "desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dió, el Señor ,me lo quitó: ¡bendito sea el Nombre del Señor!" Job 1, 21).
Cuando reclamamos cualquier cosa en el Universo como Nuestra, nos estamos apropiando de una posesión del Ser Supremo.

¿Qué es entonces estar desposeído? Santa Teresa decía que hay que perderlo todo para ganarlo todo.
El desposeerse es vivir la vida rendido al Ser Supremo, lejos del sentido de lo "mío" y de "mí mismo", hay que dejar de lado la idea de que algo nos pertenece. Todo pertenece al Ser Supremo,
Nosotros podemos pensar en nosotros como sirvientes de Dios, que se preocupan de cuidar, las criaturas y posesiones que él nos ha confiado, (Cómo en la parábola de los Talentos Mateo 25, 29 Porque a todo el que tiene se le dará, y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. ) Cuando entendemos esta verdad y dejamos de lado nuestros clamores individuales, encontramos que el verdadero sentido final es que TODO nos pertenece después de todo. El hombre que ha dejado de lado su sentido de apego experimenta las ventajas en que puede afrontar las posesiones sin las miserias que la posesividad trae. Cuando aprendemos a confiar en la Providencia y el Amor Divinos, toda la Tierra es Nuestra porque adquirimos Conciencia y Libertad.

El  problema del EGO , es principalmente nuestro,  del hombre occidental, los aborígenes americanos vivían una vida más sabia y en concordancia con este ser "desposeído".
Los mapuches defendían el paraíso, y de hecho no tenían una palabra para cerco o propiedad, y tampoco tenían grandes construcciones, y si tenían algún problema en el territorio, ellos tomaban sus rucas y se iban a otra parte, la obra más valiosa creada por ellos, es que pusieron énfasis en el hombre y no en las cosas.
Los indios de Norte américa, vivían una vida que estaba más allá del egoísmo y el bienestar propio, vivían pensando en las 7 generaciones después de ellos, y cada acto de sus vidas tenían presente este principio sagrado. No hacer nada que pudiera perjudicar a sus descendientes tanto física como espiritualmente ni al medio que habitaban: la Tierra. respetándose a sí mismos y a la Naturaleza.

Ciertos principios fundamentales para ellos son:
-Trata a la Tierra y a todo lo que hay en ella con respeto.
-Agradece al Gran espíritu por cada nuevo día
-Honra a todas tus relaciones.
-Trabaja en conjunto para el beneficio de toda la Humanidad.
-Toma de la Tierra lo que es necesario y nada más.
-Toda la vida es Sagrada
-Cuida el Bienestar del Cuerpo y la Mente
-Haz lo que debas hacer en Bien de Todos
-Sigue los Ritmos de la Naturaleza. Levántate y retírate con el Sol
-Disfruta del viaje de la vida, pero no dejes huellas.

Volviendo al inicio, podemos decir que el pecado de Adán es profundamente occidental, que comparte con nosotros lo peor del Ser Humano, si queremos recuperar la Espiritualidad, somos la última generación que puede hacer algo, para el bienestar de Todos y de la Tierra, y para eso hay que volver a reencontrar el camino simple que está perdido, de darle importancia a lo verdaderamente importante, y poner los objetos y todo lo que nos aleje de una verdadera búsqueda de la Espiritualidad, y por consiguiente del Ser Supremo;  en una posición marginal en nuestra vida.

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