En mi cama, por la noche,
Buscaba el amor de mi alma:
Lo buscaba y no lo encontraba.
Me levanté y recorrí la ciudad
Por calles y plazas, buscando
Al amor de mi alma.
Lo busqué y no lo encontré.
Me encontraron los centinelas
Que hacen ronda por la ciudad:
“¿Han visto al amor de mi alma?”
En cuanto los hube pasado,
Encontré al amor de mi alma.
Lo abracé y no lo solté
Hasta meterlo en la casa
De mi madre, en la
Alcoba de la que me llevó
En sus entrañas.
-¡Les conjuro, muchachas
De Jerusalén, por las
Gacelas y las ciervas del campo:
No despierten ni desvelen al amor
Hasta que a él le plazca!
Cantar de los Cantares 3,1-5
jueves, septiembre 27, 2018
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