miércoles, marzo 04, 2009

Antes del 8 de Marzo.....Mujeres del mundo uníos.


Continuando con mi post anterior, el de las AFP, quiero denunciar otro hecho...que es aberrante en la sociedad actual, y es el hecho de que las mujeres somos más propensas a caer en la pobreza que los hombres, porque en cualquier lugar del mundo donde vayas siempre vas a ganar menos que un hombre por el mismo trabajo.
En mi país ya es dramático, aunque en España no es mejor....
Lo peor, por el hecho de tener la posibilidad de quedarte embarazada, los seguros y la Salud para la Mujer es el doble de cara que para el hombre.
Hace poco fui a cotizar un seguro de salud, cometieron un error y me cotizaron el mismo seguro pero para un hombre de mi edad, resultado 670 €, corrigieron el error, resultado 1370€....este mundo es terriblemente injusto para las mujeres, y nosotras debemos hacer algo para cambiarlo, aunque sea denunciar...o aprender a negociar y a luchar por nuestros derechos.


Algo recuperado de un post anterior;pero muy ad-hoc:

La única idea nueva que podría salvar
a la humanidad en el siglo XXI

es que las mujeres asuman la dirección del mundo.

Creo que la hegemonía masculina ha dilapidado
una oportunidad de diez mil años.

Los hombres hemos menospreciado y ridiculizado
la intuición femenina y por otro lado,
a lo largo de la historia hemos santificado nuestras ideologías,
casi todas absurdas o abominables.

La estructura del poder masculino ha demostrado
que no puede impedir la destrucción del medio
ambiente,
porque es incapaz de sobreponerse a sus propios intereses.

Para las mujeres, en cambio la preservación del medio ambiente
es una vocación genética.

Invertir los poderes es un asunto de vida o muerte.

Gabriel García Márquez


La pobreza en América Latina tiene cara de mujer

Millones de mujeres de la región irrumpirán en el mercado laboral del continente, pero en la mayoría de los casos en condiciones desventajosas y discriminatorias que les impedirán superar su precaria situación e incluso las forzarán a emigrar.
- Alrededor de 30 millones de mujeres irrumpirán en el mercado laboral hasta el 2020 en América Latina, generando una presión inédita sobre gobiernos y salarios en un subcontinente donde hoy viven 190 millones de pobres. Más de 142 millones de trabajadoras estarán disponibles en la economía regional ese año. En contraste, en 1995 sólo había 60 millones de ocupadas, de acuerdo con cifras de los gobiernos y Naciones Unidas.

Esta expansión es inducida por los bajos niveles de protección social, que incentivan su ingreso masivo al trabajo. Hoy 85 millones de mujeres no disponen de ingresos propios en la región, según estadísticas de los propios gobiernos. O sea, cuatro de cada diez de ellas en Chile, México, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Colombia, El Salvador y Costa Rica no tienen capacidad autónoma para solventar sus gastos.

Este proceso socioeconómico por sí solo no permite resolver las brechas de género, ni siquiera las salariales. De hecho, las mujeres que trabajan reciben sueldos hasta un 60% inferiores a los de los hombres con igual educación, como sucede en Argentina con quienes tienen baja escolaridad.

No obstante, en general las diferencias salariales con los hombres son mayores en los segmentos con más de 13 años de estudios, o sea, técnicas y profesionales.

Incluso la brecha es mayor en los países más desarrollados de Latinoamérica. En Brasil y México las profesionales perciben la mitad de los salarios que sus colegas hombres. En Uruguay, Chile y Costa Rica la distancia oscila entre un 30 y un 40%.

De fondo está el hecho de que las mujeres latinoamericanas tienen hoy mejor escolaridad que los hombres, lo que profundiza el conflicto.

En Argentina, Brasil, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, por ejemplo, ellas poseen al menos un año más de estudios, aunque incluso la cifra es mayor entre las más jóvenes.

Por lo mismo, según la CEPAL, se produce una situación paradójica: hay más mujeres en carencia social en las naciones con mayor desarrollo relativo de América Latina.

Por ejemplo, en Chile, Uruguay, Venezuela, Panamá y Costa Rica viven entre 110 y 120 mujeres pobres por cada 100 hombres en esa condición, cifra que baja en países menos avanzados.

"Aún no logramos entender bien por qué eso ocurre", se sinceró Montaño, quien arguyó que faltan políticas más activas a favor de las mujeres, "que son la mayoría de los pobres y los migrantes".

Esta feminización de la pobreza, unida al ingreso masivo de mujeres al mercado laboral, además está cambiando los patrones migratorios. A diferencia de antaño, hoy son las mujeres quienes más abandonan sus tierras, según estadísticas del . Dejan atrás hijos y vejaciones para tentar suerte principalmente como trabajadoras domésticas, independientemente de su nivel educacional.

En cifras, en España, por cada 100 mujeres latinoamericanas emigrantes hay sólo 80 hombres, aunque en algunos países como El Salvador y Honduras esa relación cae incluso hasta 100-50.

Pero es importante entender que no sólo es un proceso que apunta a las naciones desarrolladas, pues un 15% de la migración actualmente es intrarregional.

Los principales destinos son Argentina, Chile, Ecuador, Puerto Rico, Costa Rica y México. Por ello los gobiernos comenzaron a discutir el tema en las cumbres iberoamericanas de presidentes.

Para tener una dimensión del problema, basta decir que los inmigrantes latinoamericanos suman 30 millones de personas, que envían remesas de 80.000 millones de dólares anuales, equivalentes al producto conjunto de Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Costa Rica.

Las mujeres siguen ganando menos que los hombres en Europa

La Unión Europea (UE) lanzó este martes una nueva campaña contra la diferencia salarial entre mujeres y hombres, tras constatar que a pesar de la ofensiva puesta en marcha en ese sentido desde hace años aún existe una brecha de un 17,4% en un salario por el mismo trabajo.

"En toda la UE, las mujeres ganan por término medio un 17,4% menos que los hombres", indica Bruselas, explicando que el simple concepto de "salario igual por trabajo igual" es el núcleo de la campaña puesta en marcha en el contexto del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo.

Las diferencias mayores se registran en Estonia (30,3%); Austria (25,5%); Eslovaquia, Eslovenia y Países Bajos (23,6% cada uno) y las menores en Italia (4,4%), Malta (5,2%) y Polonia (7,5%).

Si la UE indica que la eficacia de la legislación europea y nacional permitió disminuir los casos "simples y visibles" de discriminación directa, la distancia persistente del 17,4% representa "la diferencia entre el sueldo medio bruto por hora de unas y otros".

"Por ejemplo, aún se considera a menudo que el trabajo de las mujeres es menos valioso que el de los hombres, y las mujeres trabajan con frecuencia en sectores donde los salarios son, en promedio, inferiores a aquellos en los que predominan los hombres", señala Bruselas.

Según el informe de 2009 sobre la igualdad entre las mujeres y los hombres, presentado este martes por la Comisión Europea, subsisten "diferencias significativas" entre ambos géneros en varias áreas en la UE.

Si el nivel de empleo de las mujeres está aumentando en los últimos años (un 58,3% frente un 72,5% de los hombres), aún trabajan por horas con más frecuencia que los hombres (un 31,2% frente a un 7,7%) y predominan en los sectores con salarios más bajos.

Según Bruselas, la diferencia de retribución también reduce los ingresos y las pensiones de las mujeres durante toda la vida: "Un 21% de las mujeres de 65 años y más corren riesgo de pobreza, frente a sólo un 16% de los hombres", explica.

"La escasa representación femenina en los puestos más altos es todavía más patente en las grandes empresas, donde cerca del 90% de los miembros del consejo de las principales compañías son hombres", indica otro informe de expertos de la UE.

Esta subrepresentación también alcanza la vida política: el porcentaje de mujeres en los parlamentos nacionales era del 24 % en 2008, mientras que el de ministras en los gobiernos nacionales era apenas superior, del 25%.

En su informe, la Comisión indica que las mujeres "están más expuestas que los hombres a las consecuencias de la desaceleración económica, porque ocupan a menudo empleos precarios".




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